Triunfo o derrota
Como recibir a estos dos momentos que inevitablemente llegan
En la vida de un deportista suceden instantes llenos de gloria y otros llenos de tristeza y frustración que traerán consigo una serie de cargas emocionales a procesar, por lo tanto, contar con la capacidad de manejar ambos momentos resulta de suma importancia para el buen funcionamiento mental de cualquier atleta.
Uno de los elementos principales que debemos tener en cuanta cuando consideramos practicar deporte a nivel competitivo es que tanto la derrota como el triunfo serán parte de las experiencias que tendremos que afrontar a lo largo de nuestra practica deportiva.
Todos tenemos nuestra muy peculiar manera de responder al fracaso, esto dependerá de factores como la personalidad, experiencias previas y aprendizajes, además de una marcada tendencia a buscar responsables para justificar lo sucedido, ya sea al compañero, clima, entrenador, equipo deportivo o bien a nosotros mismos dudando de nuestro talento y el trabajo realizado.
Lo anterior puede surgir como resultado del miedo al fracaso, las presiones sociales y personales mal gestionadas, miedo a defraudar a otros o temor a explotar nuestros propios limites. Tal y como lo hemos visto en artículos anteriores, la calidad de nuestros pensamientos delimitará el resultado de nuestros esfuerzos.
De igual forma tendemos a gestionar el triunfo según nuestros rasgos de personalidad, expectativas, lo significativo de la competencia ganada e incluso del valor que le demos a nuestro trabajo y esfuerzo. En algunas ocasiones el triunfo nos alienta y motiva para continuar el trabajo y volver a provocar esas sensaciones indescriptibles de gloria o bien a perder el piso subestimando las capacidades de nuestros adversarios y bajando la guardia en nuestra preparación personal.
Vale la pena que, en este momento, mientras lees, intentes recordar el momento más glorioso que hayas tenido en relación con tu deporte. Puedes imaginarlo?, ¿fue sencillo traerlo al presente? pudiste volver a sentir lo que paso por tu cuerpo y mente en ese momento?
Ahora, rompamos esa sensación y piensa en ese momento de derrota que te llevó a un estado emocional e incluso físico de alto dolor, frustración y rabia. Imagínalo, piénsalo y vuelve a vivirlo.
La memoria deja registradas las sensaciones y emociones relacionadas a distintos tipos de vivencias y como tal, las asocia para ponerlas en nuevas situaciones.
Si tu experiencia al recordar el momento de derrota fue desagradable o incomoda, es muy probable que la próxima vez que fracases en una competencia, te sientas igual. ¿En serio quieres eso?
En ocasiones gastamos demasiada energía en evitar a cualquier costo enfrentarnos de frente con las metas no cumplidas o cometer un error. Esto quiere decir que ocupas la mayor parte de tu esfuerzo evitando lo que no quieres en lugar de provocar lo que deseas.
Te recomiendo que comiences por el punto de partida para poder afrontar ambas situaciones el cual recae en verlos como un portal para el desarrollo de una nueva forma de ver tu deporte y tus capacidades, un nuevo aprendizaje o una nueva oportunidad de responder ante la adversidad.
Merece la pena invertir tiempo y esfuerzo en reformular tu forma de afrontar mentalmente el fracaso y comenzar a depositarle atribuciones más positivas y productivas para sacarle el mayor de los provechos, así como aprender a enfrentarte con la frustración de una manera activa y no paralizante.
Fortalece tu capacidad de resiliencia, pues ésta mágica palabra te ayudara a reponerte de la mejor y mas funcional manera ante cualquiera de las situaciones de fracaso a las que te enfrentes.
Por último, recuerda que lo que realmente vale es tener claro que sin importar que pierdas o ganes, sigues siendo la misma persona y que ambas experiencias te ayudaran y aportaran aprendizaje para seguir creciendo.
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